Afirmaba que el alcoholismo es una enfermedad progresiva y crónica, por lo que no tiene curación. Solamente, se puede detener dejando el consumo absoluto de alcohol.
Existe una Asociación que se llama Ex-alcohólicos. Bajo mi punto de vista -como experta en el tema- eso no es exactamente así. Tal vez utilicen ese término porque les alivia, en cierto modo, la mochila que llevarán cargada en su espalda durante toda su vida. Sus motivos tendrán que, por supuesto, yo respeto. Suelo opinar que todo el mundo tiene motivos para su comportamiento.
Cuando un enfermo ha estado, incluso años, sin probar el alcohol y vuelve a ponerse en contacto con el alcohol, o sea se produce la recaída, es posible que al principio lo haga con cautela, con cuidado, poco a poco; llegando a creer que después de ese tiempo de abstinencia se ha curado y que él lo controla. Ha intentado aprender a beber de otro modo. Si es así, nunca ha sido alcohólico. Ha podido ser bebedor social o en exceso, pero no ha desarrollado la enfermedad.
En el caso que nos ocupa, con el tiempo volverá a consumir la misma cantidad que cuando lo dejó y volverá a destrozar lo que había construido durante su período de abstinencia.
También existe Alcohólicos Anónimos. Según su enunciado: «Es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo».
Su filosofía se basa en el programa de 24 horas. «Hoy, pase lo que pase, no bebo». Y también en los 12 pasos y las 12 tradiciones. Es un programa de crecimiento espiritual y personal. Una filosofía de vida que practican porque no se trata solamente de dejar de beber. Comienzan sus reuniones haciendo una rueda de turnos para hablar y dicen: «Me llamo A y soy alcohólico. Me llamo B y soy alcohólica». Al final, juntos, rezan la Oración de la Serenidad.
También tienen un letrero que dice: «Si no acudes a las reuniones y has recaído, no te preguntes porqué has vuelto a beber».
En el año 1995 colaboré con el grupo de Alcohólicos Anónimos de Hernani y Egin publicó la entrevista que sobre este tema me realizó el 12 de marzo de 1995. La dejo a continuación, para que la podáis leer en su integridad.
Pinchar sobre la foto, para poder leer la entrevista
¿Podríamos interpretar que pasa de su dependencia al alcohol a una dependencia al grupo? Es posible, pero entre la elección, no cabe duda de que es más sana y más pro-activa la segunda opción.
Hay personas a las que no les gusta Alcohólicos Anónimos o no les va bien por su estatus, el qué dirán; en fin, sus motivos. Es el caso en que se ponen en manos de un profesional privado y experto en este tema. Otros acuden directamente, sin haber ido a otros sitios.
Ojalá un día, exista una Asociación Mundial que diga: «Me llamo… y soy ladrona. Me llamo… y soy estafador. Me llamo… y soy violador. Me llamo… y soy psicópata, etc.» ¿Por qué? Por que todas las personas somos algo. Es cuestión de personalidad, de forma de ser, de experiencias personales que, explicaré en otro apartado del blog.
En la consulta, veo:
Que tienen miedo a dejar el alcohol, a vivir sin él, a cómo será así su vida, qué harán con el tiempo que pasan bebiendo en los bares o en su casa, a si podrán conseguirlo. La desintoxicación física sólo dura 10 ó 12 días. La dependencia psicológica es mucho mas larga.
Un día se dan la oportunidad y el valor para comprobarlo. Ese miedo al que hago referencia en muchas ocasiones es normal. Han podido vivir desde su infancia con un padre, una madre, o ambos alcohólicos. En ocasiones violentos, agresivos, con maltrato, y esa emoción del miedo es con la que han aprendido a vivir y puede acompañarles durante muchos años. Los niños aprenden por modelado, por lo que ven y, en ocasiones, a pesar de todo lo sufrido, un día ellos también pueden llegar a ser alcohólicos.
Cuando empiezan a experimentar el CAMBIO se admiran de ello, les parece como un milagro. Saben y sienten que toda su vida es mucho mejor. Empiezan a tomar el control de su vida, de sus emociones. Se sienten por primera vez, en mucho tiempo, orgullosos de ellos mismos. Lo comparan con su pasado, cuando todo giraba en torno a la botella, olvidándose de todo, de todos, de ellos mismos. Vivían para beber y buscando como conseguir aquellos tragos extras que necesitaban. Un auténtico infierno con sus terribles despertares, temblores, sudores, ansiedades que, solamente les calmaba empezar el día bebiendo, y así otro y otro y otro día. Miedo al día de hoy. Después al de mañana. ¡qué terrible! Poco a poco, van recuperando todo lo que habían perdido y ya se dan cuenta de que no merecía la pena vivir así. Que la vida es otra cosa. Que no era tan difícil decir NO al primer trago, porque aprenden que el primero les llevará al segundo… y otra vez estarían con aquellas sensaciones estremecedoras y que intentaban disfrazar de un modo engañoso.
Empiezan a experimentar el DESPERTAR. Han necesitado desesperadamente DARSE CUENTA. Sienten que merecen volver a ser como antes de empezar su carrera alcohólica. Sucede el Cambio y, quién sabe, tal vez la oruga se convierte en mariposa. Por fin, es libre. Al igual que en otras Psicoterapias largas y difíciles por su psicopatología y sintomatología, primero tuvieron que sufrir para tocar fondo y salir.
Recuperan su dignidad personal, su trabajo, su economía, su familia aunque saben que su familia tardará un tiempo en confiar. En estos momentos, es preciso que sean egoístas para confiar en ellos mismos por encima de todo. Tienen que estar alerta porque su enemigo está al acecho para aprovechar cualquier despiste. Ya dicen su enemigo; cosa que, cuando bebían, creían que era su mejor amigo, para llorar en su hombro. Vuelven a convertirse en aquellas buenas personas que fueron en un tiempo pasado y que, por ello, tal vez, se hicieron alcohólicos. Consiguen perdonarse y pedir perdón a quienes dañaron. En aquel tiempo utilizaron las herramientas que sabían o que podían.
El alcoholismo en la mujer, aunque comparte cosas muy similares al del hombre, se vive de manera muy diferente. Son más sensibles, más emocionales, se sienten más culpables. Suelen beber en soledad, en casa, cuando están solas, a escondidas. Si tienen hijos ven que no cumplen con sus responsabilidades de madre. Eso lo llevan muy mal, con una carga emocional importante.
También los hijos pueden «tolerar» mejor, por supuesto, dependiendo del grado y el curso de la enfermedad, el alcoholismo en su padre que en su madre. Aunque en ambos casos es difícil para ellos y sufren, «aceptan mejor» a un padre borracho que a una madre borracha. Los vínculos afectivos que han establecido con ambos son diferentes. Por parte de su madre, han sufrido un abandono que les costará comprender y perdonar. Ven distinto que el padre se vaya a trabajar -si es que aún puede-, llegue tarde o esté ausente.
¿Alguien se acuerda del Padre Duval? Era un cantautor jesuita que salía en TV y en radio cantando canciones populares y que había alcanzado éxito. De pronto desapareció y no se supo nada de él. A los 15 años, reveló su misterio con la publicación de su biografía en «El niño que jugaba con la luna» (Autor: Aimé Duval Lucien. Editorial Sal Terrae, 1984). Es el relato de su » viaje al fondo de la noche», del alcoholismo y su regreso a la luz. Lo aconsejo. Me lo regaló una paciente que se recuperó de su alcoholismo en 1987.
He dado charlas sobre alcoholismo en la UPV – Facultad de Psicología y en el Hospital Psiquiátrico de San Sebastián para enfermos ingresados.
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