Cuando trabajé en el entonces llamado Instituto Oncológico de San Sebastián, Cuesta de Aldaconea, colaboré en la elaboración e implementación del programa titulado «Amortigüación del Immpacto del Diagnóstico en Mujeres con cáncer de Mama». Contaba también con la colaboración del Departamento de Metodología de la Facultad de Psicología, Psicología Social, Dña. Cristina Martínez de Taboada y la Asociación de Mujeres Masrectomizadas.  Una muestra de 50 mujeres. En principio, consistía de seis sesiones de Psicología Clínica, Psicoterapia. Muchas continuaban porque  demandaban cosas que sabían que vendrían y que necesitarían después: El Diagnóstico, La Negación, La Aceptación y la Depresión, (o viceversa). La Negociación: Según sus creencias negocian con Dios, la Investigación Científica, los Cirujanos, los Oncólogos, El equipo de la Unidad de Mama, el Destino.

Cada una de esas fases necesita un tiempo de resolución.

También vendrá el miedo a la recaída, que aparezca por otro sitio, las metástasis. A través de las revisiones van cogiendo confianza, hasta que, por fin, pasado el tiempo y la evolución, estimada por los médicos llega el alta, siendo entonces las posibilidades de una nueva aparición semejante a la de una mujer que nunca lo haya tenido, aunque en algunos casos puedan sentir la famosa espada de Damocles.

Traté casos similares y casos muy diferentes como es natural.

Recordando, en el paso del tiempo y por mencionar alguno, cosa que suelo hacer, siempre conservando la confidencialidad del paciente. Lo hago para la comprensión del  lector:

«A una mujer la acababan de duchar cuando yo entraba en su habitación para pasar consulta y, se quejaba de la pinta que tenía su pelo. Ella no podía levantar los brazos porque la habían intervenido quirurgicamente de una mastectomía en ambos pechos. Ese día hice de su peluquera. Y, en vez de  llorar, nos reíamos las dos. Fue algo simpático y fuera de lo común.

En otra ocasión pasé consulta en una habitación que tenía una entrada muy restringida porque emitía radiación. Me dieron una mascarilla que no me puse y entré porque  sabía que ella me estaba esperando para contarme su estado de ánimo, entre otras cosas.

Yo iba días alternos entre semana porque a la vez trabajaba en otros Centros Hospitalarios y una mañana me llamó un cirujano preguntándome:» ¿ vienes hoy? . No iré mañana. Es que tenemos un caso que no sabemos cómo decir. Bien, entonces pasaré hoy sin falta».

Se trataba de una chica de 16 años. Habían recibido la biopsia y el resultado era un cáncer invasivo en ambas mamas y metástasis avanzada en huesos e hígado. No iba a recibir ni intervención quirúrgica ni ningún tipo de tratamiento porque ya era tarde. La quedaba poco tiempo de vida.

Mientras iba en el coche de un Hospital al Oncológico yo también me preguntaba qué iba a hacer o decir. Lo cierto es que, en esa ocasión, el lenguaje corporal resultó tan significativo que apenas hicieron falta palabras: Escuché a sus padres y les ayudé a llorar. Cuando sus padres decían…………..»esto no es justo».

«¿ Quién ha dicho que la vida sea justa ?.

Recuerdo en este momento estos tres casos por su singularidad.: Uno simpático, otro vocacional y éste último, entrañable».

Conocí a las familias de todas las mujeres, a sus parejas, en ocasiones a sus hijos. Todos estaban parecidos de mal.

En el caso de las parejas ocurría que si estaban antes bien, ahora iban a estar mejor. Si estaban antes mal podía llegarse a la ruptura.

Dí muchas conferencias sobre el tema. : Prevención, Orientación, Apoyo Psicológico para la familia. Una de ellas fue a toda la Unidad de Mama del Oncológico. Otras fue en la Sala de Cultura de la Kutxa en la calle Arrasate. También participó como ponente el Dr. Torregrosa. Cirujano plástico que hacía la reconstrucción de mama.

Hoy en día las expectativas de curación son muy amplias. Continúo haciendo en mi consulta de la calle Prim,22,  Psicoterapia para el tratamiento de cáncer de mama.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS:

El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las mujeres, puesto que una de cada diez lo presentarán a lo largo de su vida. La aparición de un nódulo maligno en la mama de la mujer, constituye independientemente de su extensión y gravedad un «impacto psíquico»  capaz de desestructurar su equilibrio anímico y afectivo. La «imagen corporal», se ve profundamente afectada y, a partir de ahí, las  relaciones con su entorno, La «mama», además de estar  íntimamente unida a la reproducción sexual y a la «integridad corporal», constituye el símbolo de la femineidad, de su propio YO. Es sinónimo de belleza, de erotismo, sexualidad, reproduccción o afectividad.

Por eso, cualquier destrucción (cirugía parcial o radical), es en definitiva un atentado contra la estructura psíquica de la mujer, siendo el resultado más frecuente la ansiedad, la depresión y la desesperanza. El equipo médico puede sentirse absorvido por el tratamiento de los problemas físicos que son importantes, pasando por alto sin embargo los aspectos emocionales.

Curiosamente las mujeres con este tipo de enfermedad pueden necesitarnos deseperadamente para afrontar una complicación frecuente de su enfermedad, cual es la depresión que además repercute en su integridad física, en su resistencia inmunológica y en su capacidad de supervivencia. Por ello, hay que tener en cuenta el tratamiento integral de la mujer, esto es, no solo físico sino también psíquico. Investigaciones han apoyado que la depresión y/o el estrés pueden aumentar el riesgo de morbilidad y mortalidad de cáncer de mama. También la desesperanza y una incapacidad para expresar las emociones son una característica de las enfermas que pueden desarrollar cáncer de mama y actúan como auténticos precursores.

La mujer afectada de esta grave enfermedad, es altamente vulnerable en el hospital y tras el alta, pudiendo la depresión y la aflicción poner el peligro su vida en cualquier momento. Muchos de los síntomas y signos de la depresión pueden pasar inadvertidos, lo cual nos indica la necesidad de tener unas postura de «alerta» de seguimiento y cuidados psicológicos constantes. Por lo general, éstas pacientes luchan denodadamente contra la enfermedad y contra la depresión; se ven así mismas como ineficaces, poco importantes, carentes de significado, incluso, indignas de ser amadas, al mismo tiempo, se debaten entre la escurridiza sombra de la muerte, el dolor de la enfermedad y los efectos adversos de los tratamientos.

SÍNTOMAS EMOCIONALES:

PREOCUPACIONES. SOLEDAD. SENSACIÓN DE FRACASO. IMPULSO DE LLANTO. POCA AUTOESTIMA. SENTIMIENTO DE INUTILIDAD. TRISTEZA. PÉRDIDA DE INTERÉS.

SÍNTOMAS COGNOSCITIVOS:

DIFICULTAD DE CONCENTRACION. MALA MEMORIA. PESIMISMO. AUTOACUSACION. IRRITABILIDAD.

SÍNTOMAS VEGETATIVOS:

ANOREXIA. ASTENIA. TRASTORNOS DEL SUEÑO. INQUIETUD. ESTREÑIMIENTO.

SÍNTOMAS VOLITIVOS:

IMPOSIBILIDAD DE CONTINUAR.